Biblioteca pueblerina

La Biblioteca Popular "Bartolomé Mitre",en el partido de General Rodríguez, es una habitación enorme a la que se ingresa por una puerta de madera pintada de blanco, con su picaporte tan lustrado que parece de oro, con un cartelito de papel escrito con bolígrafo indicando el horario de apertura y cierre de la misma y que cubre la cuarta parte de una de las paredes.
Dentro de la biblioteca, sobre la derecha, descansando recostadas sobre las paredes de ladrillo revocadas y pintadas de azul oscuro y blanco, tres antiguas vitrinas de roble macizo, oscuro, pulido y barnizado exhiben con orgullo gran cantidad de colecciones de enciclopedias y diccionarios, como también periódicos de todos los tiempos. Incluso, hay una vidriera aparte para los famosos "textos incunables".
Siempre sobre la derecha, pero más al centro, dos mesas rectangulares de madera más clara que la de las vitrinas y acompañadas por cuatro sillas de caño con asientos tapizados en cuerina de color bordeaux, invitan al estudio y a la lectura relajada.
En la mitad del salón, tanto a la derecha como a la izquierda, se extienden las amplias estanterías repletas de textos cuidadosamente ordenados por temas y códigos.
Ya volviendo por la izquierda, desde el fondo hacia el frente, dos mesas más pequeñas que las anteriores, un sofá tapizado con el mismo material que el de las sillas, tres ventanas medianas que dan a la avenida Balcarce y cuyos marcos de madera rústica están pintados de blanco, las pequeñas vitrinas de iguales características que las de la derecha, el antiquísimo y gigantesco escritorio de madera cepillada y barnizada en un tono un poco más claro que el del resto del mobiliario, con cajones por todos sus lados donde descansan una vieja computadora tapada de stickers y varias obras literarias (y de las otras) y algunas estatuas añosas dispersas por el piso, completan el paisaje de esta institución centenaria.
Mirando hacia arriba se descubre un techo de material pintado de color celeste, adornado con aureolas de humedad, recuerdo de las últimas lluvias.
Mirando hacia abajo, se puede observar un piso de granito de color crema cuyo brillo se fue desgastando con el tiempo y por los pasos de quienes en otras épocas no contaban con más tecnología para estudiar que la de los libros.

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